¿Qué producto eres?
Chocante pregunta, en especial para los que la asociamos al
pensamiento neoliberal. Da asco, repulsa, en fin pareciera que nos aleja de
nuestra esencia y nos transforma en una cosa que hasta pudiese transarse en el
mercado. He hablado al respecto con varios amigos ya que soy un convencido que,
si bien no somos lo que en economía se conoce como un producto, los demás nos
distinguen por los atributos que tenemos y por cuanto estos les hacen sentido o
les llegan; así se los enseño a mis alumnos de la carrera de ingeniería en la
Universidad de Chile. ¿Qué me hace
diferente? o ¿en qué dominios radica mi atractivo?. Pocas veces nos hacemos esa
pregunta y vamos por la vida sin saber porqué alguien, un amigo, un amor, un
cliente, decide darnos un instante de su tiempo, (ese tan valorado y malgastado
intangible llamado tiempo), teniendo alternativas probablemente mejores. Tengo amigos que postulan, “es que
la gente parece no quererme, no apreciarme” y les planteo “¿y porqué habían de
hacerlo?”. La respuesta generalmente es, “es que yo soy una buena persona”;
lamentablemente pareciera que el mundo está lleno de buenas personas, sosas,
aburridas, que como un sol de invierno, no calientan a nadie.
Conozco mucha gente que se aísla, rumiando su dolor de no ser
comprendido, que asiste a costosas terapias, conoce a cuanto tarotista,
astrólogo o chamán existe y…finalmente siguen solos y ahora sin plata. Pero la
pregunta les fastidia, ¡no soy ni seré un objeto!, ¡jamás me forzaré a ser
simpático para que me quieran!. No se trata de transformarse en rana si nacimos
conejos, les digo. Se trata más bien de ser los mejores conejos, los más
tiernos, saltadores o rápidos o la mejor y más cantora de las ranas. Vamos por
la vida tratando de aparentar ser más jóvenes, más hermosos y hasta más
inteligentes, sin embargo seguimos igual solos, el mundo hoy está saturado de
siliconas, músculos repletos de esteroides y papagallos que recitan de memoria
el libro de moda que no entendieron. El secreto creo, no va por ahí, va más por
identificar nuestra particulares ventajas competitivas (hasta el más desvalido
de los humanos las posee) y optimizarlas. Nos enredamos mucho más en superar
nuestros defectos (lo que con los años, es cada vez más difícil), que en mejorar
aquello en lo que somos particularmente buenos. No falta quien diga…”es que yo
no tengo ni una sola gracia” sin advertir que en esa misma afirmación yace el
origen de sus limitaciones: nuestras ventajas comparativas no las hemos
obtenido por “gracia” sino como un particular esfuerzo por mejorar y
mantenernos en el top de tal mejora. Podrá decir “es que ella nació hermosa” y
así su vida ha sido un éxito, sin embargo cuantas bellezas hay que son la lata
misma estar con ellas, cuantos de esos guapos que las mujeres ven y les tirita
el colaless, una vez que abren la boca, advierten que son dramáticamente
estúpidos ya que cual Adonis, se han quedado extasiados en su ondulante reflejo
en el agua. Así, se trata de mirarnos y advertir nuestras ventajas, las tenemos
y muchas veces las despreciamos opacándolas en la búsqueda de lo que la
uniformidad de la moda o “lo que se lleva” nos manda. Esto ultimo si que es
patético, tratar de diferenciarnos buscando vestirnos, hablar y asistir a los
lugares que la masa concurre o sigue. Vivimos una época tan llena de estúpida
vanidad, de vacuidad infinita, de ceguera como opción a mirarnos, que da vuelta
el estómago. Así, encontremos que hay en nuestro ser, que nos hace diferentes,
atractivos, irreemplazables.
Si esto se parece a la Coca Cola, quizás…
5 comentarios:
Excelente! Descentrarse de uno mismo y pensar en qué oferta o valor agrego a los demás.
Un abrazo
Vesna
Que buena definición, cuando converso con ciertos amigos, que siempre viven reclamando o quejando por todo, tanto en el ámbito laboral como familiar, les digo, uds son como la canción de los Prisioneros, "ESTAS LLORANDO Y NO HACES NADA", por creo que cada uno debe saber y creer en su potencial como persona, padre o profesional.
Un Abrazo
Claudio Y.
Buen punto y expresado amenamente.
Saludos
Interesante comentario, me gusta porque remece a invita a no resignarse..Es que..( lo que siempre huele a excusa) invita a indagar en el original y no perderse en copias y, por fin, invita a ser protagonista y no victima...Tb. a recordar la frase de Delfos:"conócete a ti mismo".
Felicitaciones.
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